Autor: César A. Abrill Cáceres - Asociación GAIA
Son los tiempos “modernos”, donde todos creemos saberlo todo y tener la razón sobre temas que a veces ni siquiera entendemos. Los niños crecen sin modelos a seguir, los viejos dicen “todo tiempo pasado fue mejor” y los que estamos entre los dos nos encontramos divididos: algunos quieren crecer sin mayores responsabilidades y dejar que los “grandes” resuelvan los problemas para seguir viviendo en su mundo imaginario; otros quieren lograr un cambio e intentar corregir los errores de sus antepasados brindando nuevas ideas y puntos de vista, lo cual, en nuestro país, del siglo XVII (porque logramos una independencia solo política, sin embargo, nuestro espíritu sigue esclavizado en nuestra falta de visión) es duro de concretar; y un último grupo que se resigna a seguir con la corriente y “a ver qué pasa”… y nace mi primera pregunta: ¿dónde estás tu?
Es en estos días que festejamos TODOS el haber tenido y los que somos más suertudos aún de tener a nuestra madre, reflexiono como hijo al respecto: nos brindó la vida, es capaz de cualquier sacrificio por lograr que tu tengas lo mejor y todo lo que ella nunca tuvo, no quiere malcriarte, aunque a veces tanto amor se sale de control; cada vez que puede te hace tu comida favorita; te mira con cariño aún cuando tú la has ofendido, porque piensa que debes aprender de tus errores; pasa días sin dormir cuando estas lejos, con las manos aferradas a tus primeros zapatitos; no es que se enoje cuando te portas mal, es que se enoja porque estas creciendo … hmm … y pensando en todo lo que me da sin pedir nada a cambio es que surge otra pregunta: ¿Qué haces tu por ella?
Antes de responder, no puedo evitar sufrir una revelación, que tengo otra madre que también se preocupa por mi y me da de comer, me da calor y agua para vivir, paisajes para disfrutar, materiales para trabajar, aire que respirar, compañeros para compartir y también es madre de mi madre y tampoco me pide algo a cambio… otra vez: ¿Qué haces tu por ella?... hmm…
Y te digo y me respondo: Es hora de aunar esfuerzos para lograr el cambio, de tomar esta responsabilidad en nuestras manos y hacer que estas nuevas ideas sean plasmadas en realidades, de forjar un nuevo espíritu dejando de pensar en ti para luchar por el bienestar de ellas. Debo cuidar de mi Madre Tierra y así cuidare a mi Madre, le seguiré dando alegrías en los amaneceres, la hermosura de los atardeceres, agua para cuando tenga sed, paisajes para llevármela de viaje, aves que le canten cada vez que despierta, aire puro para cuando caminemos juntos… hay mucho que puedo hacer y de alguna manera retribuir todo el cuidado y amor que ella deposita en mi …
Debo proteger y ayudar a mi Madre Tierra para que la Madres nunca se acaben y tengan todo lo necesario para ser lo maravillosas que son y que, cuando tengan que cuidar de nosotros, no sea tan duro.
Muchas gracias Mamás!!!
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